FOTOGRAFÍA: BSSMADEIT
En el siglo XXI, Whatsapp es el verdadero culpable…
Mira fijamente la pantalla de teléfono y puedes sentir el pánico crecer mientras tu dedo flota sobre la brillante aplicación verde. Tu corazón palpita fuerte dentro del pecho, pero no logras quitar la mirada de la pantalla de tu celular…
Toca la pantalla una, dos veces, antes de que tu cara se sonroje de la rabia, los celos, y todo lo demás que sientes cuando descubres que te están siendo infiel.
¿Cómo lo sabes? Los escuchas preguntar. Te lo dijo WhatsApp y le crees.
No era la primera vez que revisaba la última hora de conexión de mi amante en WhatsApp. La función muestra la última vez que alguien estuvo conectado a la aplicación y, cuando la revisas lo suficientemente temprano, puede darte una idea de cuán tarde se fue a dormir alguien la noche anterior.
Revisaba esta función en particular a diario, para poder descubrir alguna pista de sus actividades nocturnas.
“Última vez hoy a las 03:45″, decía.
La noche anterior, mostraba 04:03, y la anterior 02:58. Mmm. O él tenía un grave caso de insomnio, o algo siniestro ocurría. Y digamos que nunca antes mencionó que tenía problemas para dormir.
Me lo imaginaba escribiéndole a otra chica en medio de la noche. Pensaba en los contenidos de los mensajes que lo mantenían despierto. ¿Era sexting? ¿Era un booty call?
¿O le escribía de regreso a su casa después de una noche de pasión?
¿Cómo es posible que cuatro dígitos signifiquen tanto para una relación?
Esta pequeña pieza de información —una fecha y hora— creó tal desasosiego en mi interior que casi se vuelve insoportable. Se me ocurrió que me podía estar imaginando todo, pero mis agallas me dijeron lo contrario. ¿Cómo puede ser que cuatro dígitos significaran tanto para mi felicidad?