Fotografía: MMazer
El juego es el lenguaje de los niños, ya que durante la infancia aún no se encuentra totalmente instalada la supremacía de la expresión verbal que tiene el adulto.Éste permite a los niños entrar en contacto con el mundo y tener una serie de experiencias de forma placentera y agradable.
Jugar implica investigar, crear, conocer, divertirse, descubrir, además les da a los niños oportunidades para desarrollarse física, emocional, intelectual y socialmente.
A través del juego, el niño controla su propio cuerpo y coordina sus movimientos, organiza su pensamiento, explora el mundo que lo rodea, exterioriza sus alegrías, miedos, angustias, a la vez que va aprendiendo a controlar sus emociones y sentimientos.
Beneficios personales. Cuando el juego le permite al niño adoptar roles, imitar e identificarse con personajes, está aprendiendo e interiorizando actitudes, comportamientos, hábitos y estilos sociales, los cuales contribuyen sustancialmente en la construcción de su seguridad personal, le permiten autoafirmarse, y lo preparan para las futuras relaciones interpersonales que establezca, así como para los retos que le toque hacer frente.
Beneficios sociales. A nivel afectivo el juego permite experimentar con diversas emociones, hacer frente a diversas situaciones en las que tiene que elegir, optar, resolver, buscar alternativas, coordinar y compartir. Experiencias que lo irán sensibilizando para situaciones de la vida real donde sus niveles de tolerancia estarán a prueba, a la vez que lo van preparando socialmente para ajustarse a los límites y las reglas que el medio ofrece.
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